Hace poco encontré un video bastante interesante del programa británico “La vida secreta de los niños”, en el que se puede ver a un pequeño compartiendo con su grupo de compañeros quién es la persona a la que él considera como su héroe. Su papá. Un miembro muy significativo en su vida que perdió a causa de un cáncer terminal.
Luego de haberlo mirado, me puse a pensar en todas las veces que he escuchado a la gente decir que el duelo no es cosa de niños, o que hablar de la muerte con ellos, puede lastimarlos. “¿Acaso ya no están lo suficientemente lastimados? Decirles que su familiar murió puede empeorar las cosas. El niño ya tendrá que lidiar con el hecho de que ya no va a volver a ver a esa persona.”
Y de esta forma, la muerte, como otros temas, se vuelve un tabú, un mito en casa, algo que debemos enterrar con explicaciones que suenen más bonitas e inofensivas para el niño. Y eso que el fallecimiento de un ser querido tiene elementos que son visibles para el niño. El ataúd, las ceremonias de despedida y el entierro.
Y así, llegamos a dar explicaciones al niño como: él o ella está durmiendo para siempre, se fue a otro país de viaje, se fue de viaje al cielo, etc.
Sé que la pérdida puede llegar a ser difícil para los adultos. No es sencillo lidiar con las emociones del momento y al mismo tiempo, tener que encontrar una manera de explicarles a los niños qué fue lo que realmente sucedió. Sin embargo, ese tipo de explicaciones solo puede llegar a confundir al niño. Imagine, por ejemplo, una situación en la que se le dice a un niño que su papá se fue a dormir para siempre, que cerró los ojos y que ya no va a despertar nunca. Podría generar un miedo en el niño. ¿Y si al dormir ya no despierto? Puede que se pregunte el niño.
Debemos cuidar las palabras que vamos a decir cuando nos referimos a la muerte de alguien. La pérdida ya es difícil para el niño, tanto como lo está siendo para el adulto. Amortiguar ese golpe con explicaciones fantásticas, hasta cierto punto, no va a mejorar las circunstancias, todo lo contrario.
Además…
La muerte, aunque nos cueste mucho asimilarlo, es un evento que pasa a todo ser viviente. Una fase natural de la vida, aunque suene paradójico. Puede pasarle a cualquiera en cualquier momento. El tergiversar algo tan natural, solo provocará que el niño crea que es algo no natural, algo a lo que debemos temer constantemente.
Seamos claros, mientras más sencillas sean las palabras que usemos mejor comprenderá el niño. Y también me gustaría agregar como sugerencias:
-No le diga al niño que no se sienta triste. La negación de las emociones del momento no va a contribuir a que el niño pase por las fases del duelo de una forma sana.
-No es necesario sufrir una pérdida para explicar qué es la muerte. Puede hacerlo poniendo ejemplos de seres vivos como plantas o animalitos para que el niño tenga de lo que significa.
-Si el niño quiere estar presente en la ceremonia, déjelo. Y si no quiere estarlo, no lo obligue. Como niños también tienen derecho a decidir qué hacer en un momento como ese.
Y con esto termino el artículo de la semana. Si le gustó puede darle me gusta o compartirlo.