Retomando los temas relacionados a la niñez, el día de ahora comparto uno, que probablemente parezca un tanto evidente, ya que en general tenemos la clara noción que la comunicación es indispensable e inherente en la relación entre padres e hijos. Sin embargo, en este artículo pretendo evaluar y compartir algunos elementos que puede que usted no haya tomado en cuenta con detenimiento y que le pueden ayudar a tener una relación con su hijo, especialmente si éste está presentando problemas de conducta.
Cuando abordamos el tema de la comunicación, suele suceder que la asociamos inmediatamente con el emitir palabras, es decir, con la expresión oral. Y si pensamos en la comunicación existente entre padres e hijos, es probable que también piense inmediatamente en un sistema de comunicación unidireccional, en el que solo el padre transmite sus ideas y en el que el niño es un receptor pasivo, que tiene que escuchar y asimilar la información de sus padres pasivamente.
Si usted como padre evalúa todas las frases que le dice en el día al niño, es posible que se encuentre con los siguientes ejemplos:
-Levantate, que ya es hora de ir a clases.
-No, no hagás eso.
-Estate quieto.
-¿Ya hiciste las tareas?
-Recoga los juguetes que ha dejado tirados en el piso, etc.
Si se recordó muchas frases de este tipo que le dice a su hijo durante el día, se habrá dado cuenta que lo que usted emite está relacionado en dirigir el comportamiento del niño. Por supuesto, la disciplina y establecer límites es fundamental dentro de la familia. Esto dará las bases a los niños para que sepan acoplarse a un grupo social (ejemplo: la escuela).
Pero, ahí viene el pero, si la comunicación solo se enfoca en usted estando arriba, emitiendo mensajes que solo tienen el fin de dirigir la conducta de su hijo, evadirá una parte importante de la comunicación en la familia; esa interacción que proporciona confianza en el niño para compartir con usted lo que siente, piensa y desea hacer.
Lo que me lleva a la siguiente pregunta: ¿cómo es la comunicación dentro del núcleo familiar?
Un intercambio de información, que tiene como elementos esenciales la escucha y observación activa, que pretende fortalecer vínculos de confianza y afectividad dentro del sistema familiar.
Entonces, nos damos cuenta que la palabra clave para comprender cómo debería funcionar la comunicación es la que he subrayado arriba.
Es un treque si lo quiere ver así. Usted desde su posición de adulto, debe comprender que ser el padre no significa desvalorizar la información que su hijo vaya a proporcionarle, solo por el simple hecho de que es un niño, porque “él no comprende las cosas como un adulto”. Efectivamente, el nivel de comprensión de un niño no es el mismo que el de un adulto, pero eso no significa que él no tenga su propio punto de vista de las cosas, una opinión, algo que compartir.
Establecer un momento en el día para conversar con el niño, en el que ambos compartan qué hicieron en el transcurso del día, es algo sumamente recomendable. Pero recuerde, los niños, en especial los que están pequeños (2-8 años) que están en esa etapa de curiosidad y creatividad, tienen mayor disposición para jugar que conversar. Hasta este punto, quiero que preste atención porque como ya lo dije anteriormente la comunicación se relaciona, en ciertas ocasiones solo con la expresión verbal, pero si usted quiere fomentar una buena interacción con su hijo pequeño puede hacerlo a través del juego, buscando un momento del día en el que comparta con su hijo actividades lúdicas, a través de ello puede observar si hay cambios en el comportamiento de su niño.
Ahora que ya definí la comunicación dentro de la familia y que ya mencioné lo más importante: que no solo tiene que ver con lo que decimos, ni es unidireccional, comparto a continuación los elementos esenciales para la comunicación:
-El contacto visual: mirar directamente a los ojos no solo demuestra que usted está prestando atención a lo que su hijo le dice, también está construyendo un ambiente de confianza. No es lo mismo “conversar” con su hijo mientras usted está, por ejemplo, ocupada lavando los platos, cocinando, como dejar lo que está haciendo para sentarse a jugar o hablar con su hijo.
-La postura corporal: el lenguaje del cuerpo puede llegar a decir mucho más que las palabras que salgan de nuestra boca. Cómo usted se para, sienta también va a reflejar qué tanto interés tiene por lo que su hijo quiere comunicarle, o qué tan involucrado está en el juego.
-La distancia: el nombre lo dice, es aquel espacio, ya sea físico o metafórico, que hay entre ambos. Porque usted puede estar bajo el mismo techo, donde la distancia que los separa no es notable, pero si no se involucra mucho en escuchar atentamente a su hijo, de poco valdrá. La presencia parental no es solo material.
-La expresión facial. Este punto va conectado con la postura corporal, si la expresión en su rostro no concuerda con lo que usted comunica, también puede denotar falta de interés y disposición a la escucha.
Llegando hasta este punto en el artículo, se habrá dado cuenta que la comunicación va más allá de una simple emisión de palabras o frases rutinarias, que en realidad, es un involucramiento en todos los aspectos con su hijo. Un involucramiento que va a determinar qué tan confiado se sentirá su hijo para comunicarse con usted y con los demás.